A quienes aman los caballos.
Recuerdos de la
Herrería. El Pinorra

A partir de Tiñosillos hay quince quilómetros de pinos resineros
resinados. Una industria que pensé que había desaparecido pero que aquí explota
y cuida el pinar. Inevitablemente recuerdo a Gregorio, el Pinorra por mal
nombre, que me dio cobijo en la Serranía de Cuenca y supe de su vida, una historia
de amor perseguido que le hizo huidizo y desconfiado.
Los pinos y los pinares me animan a seguir trabajando los
haikus dedicados a los árboles.
Pinar
Sombra del pinar
brisa enamorada
beso cálido.
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Pino
Sin apellidos,
un pino es un pino
y da piñones.
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Caballero en dos caballos
Me adelanta el caballero de los dos
caballos que pasa la mitad de cada año haciendo rutas por cañadas con sus
monturas. Ahora sé que viene de Asturias. Le pido que pose para una foto para
enseñársela a mis amigos, que aman los caballos, y posa orgulloso.
Me alojo en el Hostal del Campo y paseo por Arévalo, que
creí que conocía pero que no es verdad. Su casco antiguo está lleno de
propuestas mudéjares, renacentistas y barrocas. Plazas porticadas… A pesar del
cansancio doy un buen paseo y como manitas de cerdo y no sé qué otras cosas
asquerosas buenísimas. En la oficina de información me dicen que hay un
albergue municipal abierto hace menos de un año, pero ya no quiero albergues
dudosos.
Mis zapatillas cumplen 1200 quilómetros.
8ª jornada. 11 de
junio de 2019, martes. 28 quilómetros.
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